Pues bien, ya sabemos que Javier Fernández sigue reunido y que Graciano Torre sigue haciendo lo que sabe, es decir, nada...¿contará nubes este hombre como Zapatero?.
De la reforma y cierre de empresas públicas, nada de nada, de incentivos regionales, nada de nada, ahora incluso Rynair anuncia el cierre de sus vuelos con Madrid, Barcelona y demás...otra vez la Renfe y gracias eternas...y es que Fernández sigue reunido....¿han visto ustedes algo tan anodino?.
Ha estallado la alarma entre los Universitarios, si se eleva el nivel, ¡oiga un poquito, más bajo no puede estar!, se calcula que el ¿20%? de los alumnos se tendrán que marchar, mire usted, yo que conozco profundamente la universidad les diré lo siguiente, si se eleva lo más mínimo el nivel de exigencia, cosa que debería hacerse inmediatamente para que los estudiantes salgan minimamente preparados, deberían marcharse un buen montón de "profesores" y más del 70% de los estudiantes, no olvidemos que no aparecemos entre las 600 universidades primeras y salvo excepciones, DOS, los demás no sirven ni "para tacos de escopetas".
Pues si, los estudiante están preocupados, no es correcto lo publicado, lo correcto sería: los malos estudiantes y los incultos profesores están preocupados...
Les anexo a continuación una colaboración de un lector, no me sorprende en absoluto:
¡SENCILLAMENTE GENIAL!
Corría el año 1904 y aquella tertulia, que había abierto
el gallego Ramón María del Valle-Inclán en el Nuevo
Café de Levante, hervía por las noches con la flor y
nata de los intelectuales de la Generación del 98 y los
artistas más significados, entre ellos Ignacio Zuloaga,
Gutiérrez Solana, Santiago Rusiñol, Mateo Inurria,
Chicharro, Beltrán Masses o Rafael Penagos.
Y aquella tarde noche del 13 de mayo de 1904 el que
sorprendió a todos los presentes fue Pío Baroja.
Porque cuando se estaba hablando de los españoles y
de las distintas clases de españoles, el novelista vasco
sorprendió a todos y dijo:
“La verdad es que en España hay siete clases de
españoles… sí, como los siete pecados capitales. A
saber:
1) Los que no saben;
2) los que no quieren saber;
3) los que odian el saber;
4) los que sufren por no saber;
5) los que aparentan que saben;
6) los que triunfan sin saber, y
7) los que viven gracias a que los demás no saben.
Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y a
veces hasta “intelectuales”.
